Ya en otra ocasión en este blog hablamos de uno de los tesoros escondidos en el municipio de Rodalquilar, los Acantilados fósiles del Playazo. Pues bien, hoy es el turno de las minas del Rodalquilar.
Las minas de Rodalquilar son un antiguo complejo minero situado en la localidad homónima. Comencemos con un poco de historia.
La explotación de las minas de Rodalquilar comenzó con la extracción de alumbre, un fijador de los colores empleado para los tejidos, muy popular en la Edad Media. No fue hasta bien comenzado el siglo XVI, dando por finalizada la Reconquista, cuando se construyó la primera fábrica y el consecuente asentamiento del poblado minero.
Se distingue dos fases mineras, una primera asociada a la extracción de plomo y una segunda dedicada al oro. El descubrimiento de este mineral tan preciado está ligado precisamente al agotamiento de los filones de plomo argentífero que se venía explotando desde comienzos del siglo XIX, concretamente entre 1870 y 1875.
A partir de la siguiente década, se vivió en la población una fiebre del oro, donde participaron empresas procedentes de diversos lugares del mundo. Esta actividad provocó un aumento demográfico de la población, hasta llegar a 1.375 habitantes en 1960, constituyéndose como el segundo núcleo poblacional del término de Níjar.
Progresivamente hasta 1986, la población sufrió un descenso acelerado de la población debido al cierre de la actividad minera, llegando a contar con tan solo 70 habitantes. Este cierre fue consecuencia del alto coste de obtención del mineral.
Hoy en día, la reapertura de las minas y la extracción de oro (se estiman reservas de alrededor de tres toneladas de este mineral) podría volver a ser rentable, sin embargo, la declaración de la zona como parque natural en 1987 imposibilita la actividad de las minas.
La riqueza de la cuenca minera de Rodalquilar se debe al accidente geográfico sobre la que se asienta, resultado del colapso de una cámara magmática y de la consiguiente expulsión de grandes volúmenes de materiales ígneos. De hecho, se estima que el oro que se halla en el valle cuenta con alrededor de 11 millones de años.
Es tal la riqueza minera de la zona que a lo largo de su historia se han extraído metales y minerales tan variados como aluminio, amatista, andesita, caolín, oro, plata, plomo y zinc.
Esta abundancia de minerales fue responsable de los constantes ataques y asentamientos de piratas y bereberes en la zona, destino obligatorio si se planea recorrer la conocida como “Ruta de los Piratas”. Testigo de estas visitas es el castillo renacentista de la Torre de los Alumbres, el cual se mandó construir para la protección del poblado y de las minas.
Hoy en día, aunque en estado de deterioro, aún se conservan las antiguas casas de los mineros del poblado, sobre las que se ha planteado llevar a cabo un proyecto de rehabilitación.
Se recomienda al viajero que ponga el ojo allá donde pise porque igual con suerte encuentra alguna pepita de oro y vuelve de sus vacaciones más rico que antes de partir.